A cerca de...El baile, el traje, los palos

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el baile, el traje, los palos
EL TRAJE DE FLAMENCA
Tradición reinventada para la mujer en flor
El traje de flamenca trasciende la categoría de traje regional. El atuendo con el que la mujer sevillana florece cada primavera, con el que florecen bailaoras y cantaoras sobre el escenario, está en constante evolución por imposiciones de una moda autogenerada y reinventada cada temporada.
Origen. El origen del traje de flamenca se encuentra en los vestidos de faena de la mujer andaluza decimonónica, los mismos que habrían de lucir las acompañantes de los tratantes de ganado que, con motivo de la Feria de Abril de Sevilla, se reunían en el Prado de San Sebastián desde 1847. Como el ocio hizo sucumbir al negocio y la feria perdió su apellido -de ganado- lo festivo de la reunión engalanó aquella primigenia bata, obteniendo incluso el plácet de las señoras de alta alcurnia en la Exposición Iberoamericana de 1929. La profesionalización del flamenco actuó, por las mismas fechas, de forma paralela en la consagración de la vestimenta tradicional andaluza como vestuario propio del escenario, enriqueciéndose en tejidos, ornamentos y complementos: encajes, tiras bordadas, flores, bisutería, mantones de Manila , abanicos… Una libertad creativa que actuó, junto a la naturaleza realzadora de la belleza femenina, como acicate en la evolución de un traje que en los años sesenta incluso llegó a hacerse minifalda.
Tradición en evolución. El traje de flamenca conjuga tradición e innovación, pues si bien conserva una estructura básica sustentada en un cuerpo entallado sobre el perfil de la cadera y una falda de volantes, sobre este armazón la creatividad fluye. A partir de los años noventa, tras una década de trajes barrocamente recargados de encajes y cintas de raso, el traje de flamenca, en un alarde de sencillez, se desvistió de adornos, almidón y caderas escondidas, sufriendo una metamorfosis de la que salió vaporoso, ligero y sensual. Telas sedosas, colores lisos y el sempiterno lunar comenzaron a envolver a una mujer que luce todo su contorno bajando talle y volantes, ya fuera desnudando los brazos o con ellos pudorosamente cubiertos. Ya superado el segundo milenio, se vuelve la mirada atrás y se rescata el popelín sin renunciar al talle bajo, se parte el traje en dos piezas, se agranda el lunar… Un continuo inventarse que implica de lleno a todos los complementos , es decir, a los avíos. Si un año se lleva la flor grande y baja junto al moño, al siguiente pequeña y alta; si un año el pendiente de aro, al siguiente de pera; si un año el mantoncillo con flores pintadas, al siguiente de tela estampada.

Alta costura. Y es que el traje de flamenca se ha hecho hueco hasta en la alta costura como inspiración para modistos como Yves Saint Laurent o los sevillanos Vittorio & Lucchino, que han llegado a crear una exclusiva línea de trajes de flamenca. Este encandilamiento también se ha extendido a la variante escénica del traje de flamenca, pues si Francis Montesinos viste a Eva Yerbabuena, Armani viste a Joaquín Cortés. Pero esta entente no es por todos aprobada, especialmente en el caso de la mujer. La bata de cola almidonada de Matilde Coral frente a las gaseosas batas de Sara Baras. Purismo frente a renovación. El debate se cuela por todos los ámbitos susceptibles de evolución.


El traje de flamenca no mantiene normas formales establecidas, sino que es objeto de una continua renovación. Al contrario de lo que ocurre con otros trajes tradicionales, su forma cambia constantemente y, de hecho, es el único traje regional que evoluciona con la moda. Por esta razón, el estampado puede variar ligeramente según la temporada.
LOS PALOS

Los palos son las distintas formas rítmicas que constituyen el flamenco.  Los palos pueden clasificarse siguiendo varios criterios: Según sea su compás, su jondura, su carácter serio o festero, su origen geográfico etc.
Varían según los ritmos, la temática de las letras... Los palos principales son las soleares, los tangos, los fandangos y las siguiriyas, estilos que han dado lugar a más de treinta variaciones: bulerías, cantiñas, malagueñas, alegrías... Un buen cantaor sabrá siempre cantar todos los palos.Los palos son los diferentes estilos que existen en el flamenco. Cada palo tiene un compás, una acentuación y una velocidad diferente, así como tipo de letras. También se da el caso de que dos palos puedan tener el mismo compás y que en ellos sólo varíe la velocidad, como ocurre con los tientos y los tangos, o con la soleá y la bulería.

















EL BAILE FLAMENCO
Tiene una vigencia de dos siglos, dentro de una evolución constante.
Su edad de oro se registra entre 1869 y 1929.
Depende completamente de la guitarra, que le presta el compás y el ritmo imprescindibles para su realización, de manera que su progreso va unido al de este instrumento.
El baile flamenco comprende movimientos de pies, cuerpo y brazos.
Pies: zapateado punteado pateo
Cuerpo: torsión , vaivén , convulsión
Brazos: braceos manos y dedos (mujer)
En cuanto a sus características ha sido definido como baile:
Individual
Introvertido
Realizado en un espacio reducido
Abstracto (es decir no compone un argumento)
Con importancia de la improvisación
Con gran concentración
El baile flamenco es una manifestación muy antigua y está circunscrita al ámbito andaluz.
Conocemos datos de él gracias a las descripciones de fiestas flamencas que hacen los viajeros extranjeros en sus libros, desde el siglo XVIII y durante el XIX.
Entre ellos, "Viaje por España" de 1862, con texto de Ch. Davillier y con ilustraciones de G. Doré.
Serafín Estébanez Calderón nos suministra nuevos datos en su libro "Escenas Andaluzas" (capítulo "Un baile en Triana").


  • 1ª. etapa: Los intérpretes no eran profesionales.
    Bailaban en los patios de las Tabernas o en las Cuevas.
    Sus centros geográficos eran:

      Cádiz (Puerta Tierra)
      Sevilla (Triana)
      Granada (Sacromonte)
    Acompañaban al baile guitarristas, en su mayoría, ciegos. Eran fiestas nocturnas, que se realizaban a la luz de candiles, por eso se llamaban BAILES DE CANDIL.
  • 2ª. etapa: Desde mediados del XIX se inicia el profesionalismo en el baile. Es la etapa de los Cafés Cantantes.
    Se usan tarimas para bailar, lo que permite más brillantez en el zapateado y el uso de la bata de cola.
    Proliferan en Sevilla las Academias de Baile.
    Aún así el repertorio era escaso y se reducía a unos pocos estilos.
    Se diferencia el baile del hombre del de la mujer.
    La Macarrona fue una de las figuras de esta época.
    En cuanto a los bailes más ejecutados, nombramos: Tangos, Garrotín, Alegrías y Soleá.
  • 3ª. etapa: Con la decadencia de los Cafés Cantantes y el comienzo de los espectáculos integrados en la llamada «Opera Flamenca» cambia el panorama. El baile tiene muy poca presencia en estos actos.
    Aún así destacan algunas figuras; citamos a Pastora Imperio.
  • 4ª. etapa: En cierto momento el baile flamenco tomó otro giro y empezaron a integrarse en coreografías denominadas «Ballets Flamencos». Estos espectáculos conviven con los de Baile tradicional. Se contempla actualmente y desde hace unos años la existencia de grandes figuras del baile que le han dado dignidad y lo han hecho evolucionar artística y técnicamente.
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